Vivir en los Estados Unidos

Desde El Otro Lado

Let's Roll


Durante julio o agosto del 2001 estaba en la ciudad de Nueva York por motivos de mi profesión. Mis compañeros y yo nos dirigíamos a la empresa Net2Phone a una reunión de trabajo. Nuestro contingente lo encabezaba mi colega Jim Majeski, quien era el ingeniero de sistemas que cubría la zona noreste de los EE.UU. Jim era buen anfitrión, ya en ocasiones anteriores nos había mostrado otras partes de la ciudad, como el Parque Central y la torre Rockefeller. Durante el trayecto pasamos por las torres gemelas y nos detuvimos un instante para admirarlas; platicamos sobre ellas, su altura y sus características; acordamos que la próxima vez subiríamos hasta arriba, para ver a la ciudad desde la cima de una de ellas. La próxima vez fue octubre de ese año, ¡las torres ya no estaban! Me tocó ver Ground Zero y los trabajos que se llevaban a cabo para remover los escombros. En esa segunda visita, una de mis reuniones fue en el edificio 60 Hudson, el cual sirve como central de telecomunicaciones para muchas empresas. La compañía a la que visitaba, (no recuerdo si también era Net2Phone, o si era otra) había tenido oficinas en las torres gemelas. Me impactó ver un pequeño directorio telefónico, aun pegado a una pared, con los nombres y números de extensión de personas que fallecieron en los atentados. Ellos habían sido colegas de las personas con quienes me estaba reuniendo.

El día 10 de este mes, septiembre 2021, recibí un comunicado oficial por parte de la empresa en la que laboro, una multinacional. Era sobre una conmemoración luctuosa por el 11 de septiembre. En el comunicado se le rendía tributo a 11 empleados de la empresa, y de filiales, que murieron ese día a consecuencia de la atrocidad cometida en contra de las torres gemelas de Nueva York, y del Pentágono.

El comunicado me motivó a preguntarle a un colega, Charles Barton, quien lleva más de 20 años laborando en la empresa, si el corporativo había tenido oficinas en las torres gemelas, ya que me pareció un número elevado de casualidades. La respuesta fue no, que probablemente eran agentes de ventas que visitaban clientes ese día. Entre los nombres sobresale uno por un acto heroico; acto similar al de Jesús García en la Maquina 501. Él era pasajero en uno de los cuatro aviones que secuestraron los terroristas. Volaba en el único avión que fracasó en el intento suicida. Fracasó en parte gracias a él. Su nombre fue Todd Beamer. Él era un año menor que yo. Let’s roll fue lo último que le escuchó decir una operadora telefónica con quien tuvo comunicación desde el avión. Beamer y los demás pasajeros ya estaban enterados del ataque a las torres gemelas, y concluyeron que los secuestradores tenían intenciones similares con su vuelo. La operadora cuenta que después de escuchar eso, Beamer y los pasajeros atacaron a los terroristas. El avión se estrelló. Todos murieron. La frase Let’s roll significa algo así como “A darle”; y refleja mucha determinación. Wikipedia en español tiene una sección para la frase, la cual ahora es utilizada como un grito de guerra. Además, se han hecho dos películas sobre esos sucesos: United 93 y Flight 93.

Han pasado 20 años de esa fecha. ¿Quién no recuerda lo que estaba haciendo cuando se enteró del ataque, y lo impresionante que fue ver las torres gemelas colapsar? Yo lo tengo bien presente: Era temprano, las 6:30 AM aproximadamente, todos en casa nos alistábamos para nuestras actividades diarias; mis hijos desayunaban, ellos eran muy chicos. Cursaban el 3er y 1er grado de primaria respectivamente. Aun teníamos teléfono de línea fija, el teléfono estaba en la sala. Mi primo hermano, Salvador Becerra, me llamó para decirme que prendiera las noticias, le pregunte en cual canal, su respuesta fue que en cualquiera. Mi esposa e hijos estaban intrigados por lo temprano de la llamada, y me observaban. Al encender la tele y ver lo que sucedía solo atiné a decir, dirigiéndome a mi esposa, “Va a haber guerra”. Mi hijo menor se asustó mucho con mis palabras, exclamó un ¡nooo! con mucha angustia. Tuve que dirigirme a ellos y explicarles lo que había sucedido, y que, si había guerra, esta no sería cerca de nosotros.

El ritmo de la vida a partir de ese día cambió. Al día siguiente, 12 de septiembre del 2001, lo note. El viajar ya nunca sería igual. Ese día yo tenía una reunión de trabajo en Tijuana con la empresa GTel Comunicación en sus oficinas de la Zona Río, específicamente en la Torre Mol, frente al Cecut. Decidí mantener la cita. Ellos habían ofrecido posponerla. Recuerdo que al regresar a San Diego la revisión en la garita fue extrema, la más minuciosa que he tenido a la fecha.

Yo podría haber ido en uno de esos aviones. La ruta a San Diego, muchas veces era con escala en Los Ángeles. Afortunadamente no viajé esa semana. ¿Qué hubiera hecho si estuviera en una situación similar a la de esos pasajeros? ¡A darle!

Septiembre, 2021

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